Fue un edificio religioso compuesto por tres épocas constructivas
virreinal, republicana y contemporánea. Esta construido en sillar, concreto,
ladrillo y drywall, compuesto por estructura de muros de cajón, albañileria
armada y aporticada. Sus coberturas son tipo bóveda de sillar predominante en
el primer nivel, y de concreto y calamina en niveles superiores. Contiene tres
claustros y dos patios, el piso predominante de estos es de sillar, piedra,
canto rodado y concreto. En total el edificio cuenta con 3 niveles.
Su fundación lo realiza el padre Fr. Luis López de Solis, que eventualmente
serio obispo de Quito (1592-1605), siendo su primer prior el padre Fr. Hernando
de la Cruz, contando con la colaboración de los padres Diego de Lezama, Juan
Moreno, Diego de Aldana y Juan de la Cuba. Cuyo costo fue de 12,400 pesos de a
ocho reales. La iglesia fue inaugurada el 23 de agosto de 1574, según el
fray Avencio Villarer, que lo indica en su obra “Los Agustinos en el Perú
(1548-1965)”. Sin embargo, su construcción fue paralizada por el Virrey
Francisco de Toledo “por no contar con licencia real; las puertas se tapiaron y
las campanas dejaron de tañir” (Malaga 1990:290), pasaron 6 años y se expidió
la real cédula del 5 de marzo de 1581 de Felipe II, que permitió que se
reanudaran su construcción.
En la construcción intervinieron de manera sucesiva “los arquitectos
Nicolas Alonso, Andres de Espinoza, Francisco Flores y Juan de Aldana. Parece
que se concluyó en la década del 60 al 70 del siglo XVII” (Malaga 1990:290).
Cabe mencionar que la misma cuadrilla que trabajo su portada principal “trabajo
la portería de La Compañía y la bóveda del coro de Santo Domingo” (Bailey
2017:118). Fue afectado por el terremoto del 13 de mayo 1784.
Finalizando el proceso emancipador, se consolido un nuevo sistema de gobierno
denominado “Republica”, estableciendo una nueva forma de organización
socio-política, ante ello una de las figuras administrativas representativas
que consolidaron Arequipa, como a otras regiones del Perú fueron los prefectos.
Uno de los más resaltantes dentro de la historia de Arequipa fue el tarapaqueño
Antonio Gutiérrez de la Fuente. Entre las muchas de sus obras estuvo la
creación de centros educativos en la ciudad, ahí nació la Universidad Nacional
de San Agustín en 1828 y el Colegio de la Independencia Americana en 1827, que
respondieron a una ordenanza que remitió el Libertador Simón Bolívar, con la
intermediación de Felipe Santiago de Estenos, al prefecto aprobando la
constitución de los establecimientos de ciencias y artes, salubridad pública y
demás. En un primer momento las instituciones representativas antes mencionadas
de Arequipa funcionaron en el Convento San Nicolás de Tolentino de la ciudad
de Arequipa, mediante una aprobación por parte del presidente del consejo de
Gobierno de aquel entonces, Andrés de Santa Cruz, fechado el 11 de noviembre de
1828.
Anteriormente, en los ambientes del Convento San Nicolás de
Tolentino funciono la primera academia de tipo universitaria denominada
“Academia Lauretana”, fundada el 10 de diciembre de 1821, en honor a Nuestra
Señora de Loreto. Quienes constituyeron las bases de la Academia fueron los
intelectuales José María Corbacho y Evaristo Gómez Sánchez, alumnos del
Seminario Conciliar de San Jerónimo fundada en 1619 por el Obispo Pedro de
Perea y reorganizada en 1802 por el Obispo D. José Chaves de la Rosa Galvan y Amado,
cumpliendo una labor educadora desde 1821 a 1828.
La Universidad “fue reconocida como institución de instrucción superior
por el presidente Orbegoso, estableciendo que podía graduar en cuatro
facultades: Teología, Jurisprudencia, Medicina, y Filosofía. Tres décadas
después, el 3 de febrero de 1862, se modernizo el Reglamento de la institución
y estableció las facultades Teología, Jurisprudencia, Medicina, Filosofía y
Letras, y Ciencias Naturales. El capítulo octavo, estableció las materias de
enseñanza y el artículo 54 definió que, en la Facultad de Teología, se imparta
el curso de Historia Eclesiástica, y en la Facultad de Filosofía y Letras los
cursos Historia de la Filosofía, e Historia Universal”
En la memoria histórica de la población arequipeña, se reconoció la
labor educadora, cultural y social que residió en el exconvento San Nicolás de
Tolentino, el cual fue recinto de un liceo que formaron intelectuales
arequipeños de gran reputación. Hoy en día funciona como un espacio académico,
cultural y protocolar en custodia de la Universidad Nacional de San Agustín,
siguiendo el fiel precepto educador de las anteriores instituciones
representativas que ocuparon sus muros.